viernes, 3 de julio de 2009
pistachos
otra vez los amigos etéreos, aquella noche en el parque, la misma. y adrien decía que había sido bello especialmente, por que él también hizo fotos en esas horas, bebiendo cerveza lentamente - no quería dormirme - y le gustaban más que muchas otras, sin que halla un motivo concreto para ello.
era como si hubiéramos estado fotografiando fantasmas, ahí estamos registrados, igual que nuray.
por momentos pienso que la poesía está en la superficie de las cosas, por haber visto unos ojos como piedras, oscuros, infinitos, imposibles de entender e iguales a los de cualquier otro animal. entonces toda la belleza es superficie, toda la palabra, la que se vive en momentos escasos. pero conmueve; la realidad rodeada de una aureola imaginaria; habitáculos donde volver, mitológicos, con su magia.
estos días he estado flirteando de nuevo con el espíritu de la mutabilidad rítmica; es el mismo dios que lo domina todo. cuando estás ahí adentro te encuentras en la misma superficie, y es lo mismo que se encuentra en el centro de la tierra.
sus ojos como piedras, parecidos a los de un perro o los de una cabra, tristes y solitarios, con el único deseo de ser mirados, penetrados por otros
igual de oscuros.
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