domingo, 31 de mayo de 2009

la noche de los perros 2


...esa noche fue muy larga. tenía que acercarme más a los perros, en estambul. ahí todavía los hay callejeros, en madrid los exterminaron, los encerraron en perreras. imagino que así será en todas las ciudades europeas. pero en asia sigue habiendo perros callejeros y le dan vida a la ciudad. en estambul no les tienen mucho respeto, prefieren a los gatos, son más sagrados. - a menudo todo me olía a pis de gato, hasta mis manos, la realidad se me mezclaba con la paranoia.
los perros son animales grupales; se organizan en manadas y en territorios. cuando te miran y te saludan con sus patas
esa noche me escogieron a mi. coincidió que tenía una cámara en el bolsillo, ese no era mi propósito, simplemente aproveché que me habían elegido y luego me di cuenta de que la tenía. cuando anochece se dedican a montar guardia, escogen a alguien, se dice que por que se huelen la vulnerabilidad, y lo acompañan hasta la puerta de su casa o a dónde sea que valla, sin esperar nada a cambio.

se que por el día están vagando, tumbados en medio de la calle.
en mi barrio había abundancia, les sobraba la comida. escogían sus calles, se organizaban y a algunos les tocaba lo peor, por ejemplo la calle de las putas; esos nunca estaban tranquilos, eran perros muy miedosos, esperaban ser agredidos por los transeuntes.
todos eran perros grandes y todos eran buenos, sino se desharían de ellos rápidamente.

era que había ido a visitar a alguien, se me había hecho tarde, me cuesta despedirme. pero en la calle, que estaba casi desierta, tenía el ánimo de andar.
vinieron desde lo lejos, corriendo, se precipitaron sobre mi, aquellos cinco perracos, y empezaron a seguirme con la intención de acompañarme hasta mi casa, que no estaba muy lejos, para protegerme.
yo aproveché, por que era una oportunidad para andar, quería llegar hasta la montaña, esa que se veía desde el barco, con sus antenas. hacía tiempo que quería hacerlo, por la curiosidad, por ver qué había más allá o caminar en línea recta aunque por el medio estuvieran los barrios y las autopistas.
pasaron horas hasta llegar a la montaña. hay noches que son así, y se te quedan en la memoria. quiero memorarlo todo...






2 comentarios:

brea dijo...

y los perros me lamían
las manos, la boca, los ojos
y me dieron la calma
la no encontrada y la perdida
y luego lamieron
sus patas, sus morros, sus ojos

Emmaskarada dijo...

Me gusta que hables de esos perros.
Perro es una palabra extraña.
En Sicilia también hay perros callejeros.
Yo los recuerdo en españa de cuando era pequeña, ahora, al leerte, los he echado de menos.