domingo, 5 de abril de 2009

3-3-1973, tatuado en sus dedos



todas las personas estamos hechas de sentimientos, somos un cúmulo de emociones. sientes pena o alegría o miedo... no es otra cosa

pero esos no tienen alma, no sienten. sino ¿cómo podrían hacer lo que hacen?

lo piensan, claro que lo piensan antes de hacerlo, pero solo un momento, el dolor que causan

que si los conozco, que si los conozco, dice

-te lo preguntaba por que quiero saber como son, que tipo de persona hace eso-

unos hijos de puta es lo que son

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le quemaron el saco y la chaqueta más de una vez, unas cinco veces dice. le jodieron las cuchillas para feitarse y los pantalones, lo justo para sobrevivir. y ya no merece la pena montarse nada "por que si te lo montas bien, viene alguien y te lo jode, y sabes quien es, pero ¿qué puedes hacer? ¿qué hago? ¿me voy su casa y le pego un perdigonazo cuando aparezca por la ventana? ¿y qué gano?

sabes quien ha sido y nunca te lo dice, pero lo sabes

y yo no puedo hacer nada, llevo las de perder, solo puedo perder

cuando no tienes nada siempre tienes las de perder

la vida, deja que te diga sobre la vida; estamos vivos por que estamos vivos

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hacía años que no pasaba por allí, por esa casa abandonada, con las latas y los rollos de películas porno desperdigados enfrente, a la intemperie, ahora más quemadas todavía por el sol, entre sofás deshilachados. la primera vez me tiré un rato escarbando entre todas esas latas en la hierba, encontré algo raro: una película escondida en negativo: "la del caballo de troya - octubre de 1982", como un ritual muy extraño: gente en el campo con una cruz detrás, hablan o yo no se qué hacen en un semicírcuo. zoom de una cara a la escena desde lejos, sin presupuesto.
esos días yo debía de tener dieciseis años o así, la cosa me encantó; tenía algo de detectivesco desenrollarlos en mi habitación, rollos interminables. aún tengo una lata oxidada arriba en el armario.
me fabriqué la película en mi cabeza de que aquel lugar era una productora de cine porno abandonada en los años ochenta por quién sabe qué motivo. así se quedó la cosa. solo fui dos veces, no volví más hasta hoy.

hugo se iba al cairo, su madre es azafata, por eso no le cuesta nada. se suponía que se iba hoy, así que hemos quedado para vernos. hacía meses que no nos veíamos, vivimos en ciudades distintas, y como ha venido con una furgoneta y hemos pasado por delante de ese lugar se me ha ocurrido que podíamos ir. íbamos a pintar.
- cierra la puerta y apaga la música, es probable que aquí viva alguien, yo no lo dejaría así.
ha vuelto hacia atrás, me he quedado solo en la cuadra, sin poder dejar de ir hacia delante. antes nos habíamos estado fijando en un grafiti hecho con raspaduras, parecido a algo arcaico, aprovechando una parte quemada de la pared; "me gusta ese". y andando un hombre apareció en el marco vacío de una puerta a lo lejos como me temía. le saludé, él me saludó con la mano y volvió a meterse.
luego andando por fuera, por que di la vuelta, hugo, le llevé a donde estaban las películas. se habían llevado muchas latas ya. volví a perderme por un rato entre toda esa basura, hugo siguió adelante, escuché su voz hablando con aquel hombre, me miraban hacer una foto al celuloide iluminado y embarrado, polvoriento.

"vine con la itención de quedarme unos días nada más, y ya ves, llevo aquí dos años

estoy aquí a solas, lo único que hago es escuchar la radio, no por nada, por escuchar la voz de alguien

y puedes beber de este pozo, no pasa nada, por lo menos dos años más vas a vivir seguro ( nos reimos los tres a carcajadas, ocurrió más veces a lo largo de la conversación )

-yo estuve aquí hace años, debía de tener dieciseis, ahora tengo veintidós, entonces deben de ser ... seis años
-¿de verdad?
-si y me encantó encontrarme con esto. me encantan estas cosas.

-la primera vez que vi las películas debió de ser hace diez años o más. yo solía venir por aquí, tenía que pasar para bajar a villalba a por cosas

cosas que se necesitan, por lo uno o lo otro, terminas teniendo que ir a la ciudad

voy todos los días

entonces te gusta el cine, a mi también me gusta mucho, la última vez que fui debió de ser hace veinte años, "cotton club", fíjate que me acuerdo hasta de qué película era. iba con una chica. ella se mató con un pico.

me gustaría mucho ir al cine.

si, hace diez años, un día que pasé y aquí estaban las películas. yo entonces estaba en otra casa unos kilómetros más allá cerca de torrelodones. también pasé por aquí el día anterior y no había nada. alguien debió tirarlas. debió de ser alguien que ya no las quería para nada, alguien rico, por que solo alguien rico podría tener algo así, sobre todo antes, que estaban prohibidas; o alguien que se murió y su hijo las tiró. claro, no vas a tirar todo esto en la puerta de tu casa, le daría vergüenza. las vi y empezé a desenrollarlas y encima eran porno, pues de puta madre.

pues no tiene ninguna pinta. más bien, por como es el lugar, yo diría que era una cuadra para caballos

cogía los rollos y me los llebaba a la otra casa, no veas cuanto pesan estos rollos. me ponía en la ventana y los iba desenrollando así, los veía al trasluz. luego los tiraba , los dejaba así desenrrollados, quemé unos cuantos

coño, por qué va a ser, por que ocupaban espacio. dejé unas cuantas en la buhardilla de aquella casa, ahí deben de estar todavía, no he vuelto.

( y esa casa de la buhardilla ahora está tapiada )

5 comentarios:

Jaime dijo...

Una vez, con diez o doce años, encontré con mi amigo Álvaro una bolsa de basura llena de revistas porno enntre unos matorrales. Fue como encontrar un tesoro. Se lo dijimos a uno de clase, y el muy idiota nos las tiró por encima de una vaya a las vías del tren.

NÉSTOR dijo...

Hola Helio, mi pag: http:// web.me.com/nestorcalvo

King Lear dijo...

Gracias (supongo).

brais dijo...

pequeño coronel.

Lais Gen dijo...

pequeño coronel